La Fanciulla en El Exprimidor con Ari Paluch

miércoles, 27 de abril de 2011

Trabajar en pareja


Hay 3 niveles, diría yo, de trabajar con la pareja: 

1- Cuando la pareja todavía no se afianzó cómo tal. 

2- Cuando la pareja lleva bastante tiempo de matrimonio o convivencia. 

3- Cuando la pareja ya se separó, o sea en este caso sería trabajar con tu ex. 


1- Un gran porcentaje de gente conoció a su pareja en el trabajo. Tener inquietudes profesionales o intereses intelectuales comunes son variables que juegan un papel fundamental a la hora de conocer a alguien. 

Si hablamos de una pareja no afianzada o consolidada hay dos opciones: puede después llegar a serlo o ser una simple aventura. Hay muchos motivos para que surjan romances en la oficina: salir de la rutina que se tiene con la pareja oficial que espera en casa; por conveniencia y mejorar las condiciones laborales; por el morbo de lo prohibido; y por qué no, por pura y sana atracción. 

Así que podemos encontrar desde el clásico dúo del jefe y la secretaria, pasando por los empleados con guardias y jornadas interminables que propician los afectos (médicos, policías, vigilantes), tripulantes de avión o barco, hasta simple compañeros de oficina. 

El hecho de tener un compañero sentimental en el trabajo, en esta etapa, puede suponer: un incentivo para estar más motivado, cómo cuando ibas al colegio y te gustaba un chico, pero también puede generar bastante distracción, o sea estás en el laburo esperando cruzártelo y te colgás con lo que tenés que hacer. 


2-Cuando la pareja lleva tiempo de casada o de convivencia, creo que, si bien es posible, debe ser al menos complicado. Por supuesto depende de cuan grande sea la empresa y de quién tiene más poder. Conozco parejas de arquitectos, parejas de tripulantes, parejas que tienen una PYME y comparten absolutamente todo el trabajo y parejas dónde él es el jefe y ella la secretaria. 

Una de las cosas más difíciles en estos casos, me parece, es respetar la jerarquía de cada uno, suponiendo que él es el jefe, es raro obedecerle y después en casa no tomar revancha (ahora saca la basura!). 

Otra cosa que debe ser insufrible es el tema de conversación, si muchos hombres no hablan cuando llegan a la casa normalmente, imagináte si encima ya sabes todo lo que pasó en el trabajo porque estabas con él! O peor aún es hablar todo el tiempo de trabajo, o en el trabajo hablar de cosas personales. 


3-El último punto sería trabajar con mi ex, y también conozco muchos casos. La veterinaria Mariela me contó que hace más de 5 años que se separó y siguen compartiendo consultorio, se turnan en los días, se cubren y a veces hasta operan juntos, conozco ex parejas que manejan inmobiliaria y también médicos: él obstetra y ella pediatra. 

Yo creo que es más fácil trabajar con tu ex que con tu actual, ya que por lo menos al llegar a tu casa no tenés que seguir hablando de lo mismo, y si el negocio funciona es ridículo no seguirlo porque uno ya no convive, ya que posiblemente los dos aporten a los mismos hijos. 

En cualquier caso saber separar las cosas es fundamental, algo que en general a los hombres les cuesta menos que a nosotras: ellos tienen la cabeza separada en ‘cajones’ y nosotras tenemos todo mezclado, ¡cómo en la cartera!


Mariana Marotta

2 comentarios:

  1. Comentario intelientísimo! No dejaste ningún caso sin analizar! Excelente!

    ResponderBorrar
  2. Gracias Gloria! Perdón que recién contesto es que me mudée!!! jajaj y no tengo internet!

    ResponderBorrar

y vos que pensás???