La Fanciulla en El Exprimidor con Ari Paluch

jueves, 5 de mayo de 2011

Definitivamente no me gusta perder



El problema es que no soy el único que lo piensa. 


Y esto es una complicación digna de ser analizada, porque mientras más seres ansiemos ganar todos los tiempos, mayor será la frustración para los que no logran ese objetivo. Ese es el punto. 

Frases como “hay que ganar como sea” me llevan a pensar en Maquiavelo y sus “medios” para conseguir el fin tan deseado: ¿está bien vencer utilizando cualquier artilugio, incluso cuando se actúa por fuera de las reglas? ¿Sólo importa ganar? 

Por supuesto, si “del segundo no se acuerda nadie”, reza la expresión instalada en la consciencia social, y que a mi juicio sólo genera competencia desleal, codicia y frustraciones. Ni hablemos de los casos donde lo que está en juego es el poder (con acceso al manejo discrecional de presupuestos). Un ejemplo reciente: http://notio.com.ar/ultimas-noticias/elecciones-2011-frente-para-la-victoria-de-chubut-presentara-denuncia-por-fraude-10171

El tema va oscureciéndose ya que mientras más haya en juego más individualistas o “sectoristas” nos volvemos. Nos convertimos en defensores obsecuentes del premio o de quienes lo ganaron, que obvio luego ostentaremos pecho en alto, y del resto no se habla, o se refuta con chicanas las críticas externas, a veces con argumentos sin sustento alguno. Sólo importa el resultado. Les aseguro que lo sé muy bien, porque me he encontrado defendiendo victorias propias y ajenas con ese discurso.



“El número 1”, “la más linda”, “el mejor alumno”, “la mejor vestida”, “el más vendido”, “el más alto rating”, “¡ganá ganador! no naciste para perder”, “¿cómo andás campeón?”, predicamos día a día en la calle, en casa, en las escuelas, en la oficina, en el bar, arriba del bondi o el taxi, con amigos, con desconocidos, en fin, todo el día y en todo momento, (y muchas veces parados en la vereda de la envidia). Se hizo un ejercicio tan frecuente que ya se naturalizó. 



Pero desde hace un tiempo estoy empezando a cambiar de idea. 


Creo que es posible correr el eje de la relación “ganador – perdedor” a la siguiente: ganador – ganador. Evidentemente los seres humanos todavía no comprendimos la importancia de competir lealmente. Por eso la mejor solución hasta que maduremos es la cooperación, o sea sumar – sumar en todo momento y lugar. 

Claro que estamos hablando de un esfuerzo que requiere desprendernos un poco de nuestro ego y practicar la tolerancia. Despertar las ganas de cooperar en nuestra sociedad no es tarea fácil sobre todo cuando pareciera que las aguas se dividen todo el tiempo y por cualquier excusa. 

Si todo es motivo de discusión (como sinónimo de intercambio) porque nos apasiona, ¿por qué no hacerlo desde el lugar de la comprensión? Si se tiene que alcanzar tal o cual objetivo, ¿por qué no lograrlo “con” en vez de “contra”? Al final se verá que cooperando ganamos todos, siempre. 

El resto dejémoslo para el fin de semana. ¡Y claro! Miren si me voy a perder la posibilidad de cargar a los hinchas del club rival al cual le ganamos. 

Eso sí, si perdemos no se habla ¡eh! 



Hernán Hualpa

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