La Fanciulla en El Exprimidor con Ari Paluch

jueves, 11 de noviembre de 2010


AMIGAS, NO GRACIAS

Todo lo que puedo decir sobre este tema se reduce a: no tengo amigas (y creo que nunca las tuve).

Lo que sigue, entonces, es tratar de dar mi punto de vista, que lejos de ser una justificación, es una conclusión, a la que llegué después de muchos años. No digo que sea la definitiva, pero al menos es un avance dentro de la marea de desconciertos que me provocan las mujeres.

Yo creo que se trataba (en mi caso) de una mera cuestión de tensión sexual. A veces había muy poca y entonces podía entablar cierta relación (que nunca llegaba a ser amistad), pero en otras ocasiones superaba mi equilibrio sentimental-emocional y entonces chau “relación amistosa”.

Es cierto que cuando uno es chico y todavía no tiene otras intenciones más que jugar es más fácil relacionarse con chicas (sólo un poco más fácil). Pero ni siquiera en esa etapa pude zafar de situaciones “eróticas” como la que describo a continuación: ella, una hermosa nena rubia de apenas 6 añitos, la misma edad del monstruo que escribe estos párrafos. Dos nenes que deciden jugar en ¡LA DIRECCIÓN! de la escuela, nada menos que al doctor (sí, el clásico juego para tener las primeras experiencias con el sexo opuesto). El final fue cantado. Los dos totalmente desnudos fuimos descubiertos por la directora y amiga personal de las madres de ambos… Imagínense el sermón.

La confusión llegó en mi adolescencia. ¿Amigas? Mmm… Estoy haciendo un ejercicio de memoria y no puedo recordar haber tenido una relación sin tensión… Por h o por b siempre la terminaba cagando. Casi nunca con la verdad. Siempre había alguna excusa. Porque la única verdad es que nunca me animaba a decirles lo que me pasaba. No me hacía cargo.

Y ahí está, imagino, la semilla de este tema. Hacerse cargo de lo que uno siente. ¿Cuántas veces estiramos relaciones amistosas por el sólo hecho de “que no se terminen” o para “ver qué pasa”?

En mi presente las cosas cambiaron. Trato de hacerme cargo de todo lo que hago y dejo de hacer (acción nada fácil de realizar sin traspiés, reconozco) y esto incluye indudablemente mi relación con las mujeres.

Son compañeras, amables, emprendedoras, comprensivas, amplias, seductoras, abiertas, graciosas… Son todo eso y mucho más. Pero amigas, no.

Sólo con mi pareja actual pude entablar una verdadera amistad (si me permiten llamarla así), pues me enseñó un plano desconocido en mi vida, para construir los cimientos de una relación adulta.

Pero ese ya es otro tema.


Hernán Hualpa

2 comentarios:

y vos que pensás???